Déjame llenarme de tu esencia
Rosa pálida y marchita
De tu sonrisa hiriente
De tus lágrimas lascivas
Déjame revestirme
De tus mas penetrantes sombras
Volver a respirar
El perfume de la muerte
El dulce aroma a olvido
A lluvias perennes
A sangre y tristeza
A la inmaculada belleza
De la brutal melancolía
Ver los días partir
Entre sombría incertidumbre
Con el corazón partido
En una mano
Con el tintero seco
A un lado de mis penumbras
Y la pluma gastada
Clavada entre los dedos
Y mañana no se si será un día nuevo
O la repetitiva secuencia
En donde la única ilusión que sobrevive
Es la de volver a verte
Mi amante acaecido...
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