jueves, 22 de septiembre de 2016

Amado mío...

Déjame llenarme de tu esencia 
Rosa pálida y marchita 
De tu sonrisa hiriente 
De tus lágrimas lascivas 

Déjame revestirme 
De tus mas penetrantes sombras 
Volver a respirar 
El perfume de la muerte 
El dulce aroma a olvido 
A lluvias perennes 
A sangre y tristeza 

A la inmaculada belleza 
De la brutal melancolía 

Ver los  días partir 
Entre sombría incertidumbre
Con el corazón partido 
En una mano 
Con el tintero seco 
A un lado de mis penumbras
Y la pluma gastada 
Clavada entre los dedos 

Y mañana no se si será un día nuevo 
O la repetitiva secuencia
En donde la única ilusión que sobrevive 
Es la de volver a verte 

Mi amante acaecido...



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