Luz que
cae del horizonte
Luz
rojiza que baña mi sombra
Vuela
lejos de mis manos el ave negra
Una
lagrima acompaña la brisa otoñal
Lo que
comienza en tus ojos
Y que
culmina en mi alma
Es la
daga que me perfora el vientre
La
esperanza deja un sabor agridulce en mis labios
El último
golpe, me deja sin aliento
Me aparto
con lentitud
De la cálida
luz embriagante
Sin
desear dejarla ni un instante
(Pues me
recuerda la calidez de tu piel)
La noche
me inunda con su presencia
Y en mi
soledad y en mi dolor
aún añoro
tu existencia.