En el letargo de los días postreros
Yo aún me oculto a llorar en el alba
Me sacudo el polvo que deja el olvido
Me sacudo las gotas de agua salada
Palabras acalladas
Por el sepulcral silencio
¡El de la decepción!
¡El de la ruptura!
Aquella espina mortífera
Se me clava en el pensamiento
Y de a poco me va hundiendo
Entre los matices inquietantes
De una noche pálida
Y ahora la soledad
Me queda demasiado grande
Más nunca lo suficiente
Para evitar nuestro encuentro
Tengo la esperanza de que pronto
Todo se haya desvanecido
Las letras de tu nombre
Que aún brotan de mi boca
Que se caiga la venda
De mis ojos sangrantes