viernes, 4 de noviembre de 2016

Ángel de alas rotas.

Triste, fría y deprimente frágil, así era aquella dama sombría, le encantaba soñar con su caballero amado.

No imaginaba una imagen, no idealizaba su forma de ser o de hablarle, en lo que consistía su ufana visión, era en sentirse protegida entre sus brazos.

Esa sensación de ser importante para alguien, de ser única para alguien, de ser amada...

Danzarina entre espejismos filosos, en virtud de su añoranza, esperó paciente al tiempo, cantando con la esperanza de ser hallada por su buen caballero.

Una mañana reconoció lo que tanto había esperado, un lenguaje único le había hablado y le hizo saber lo que tanto deseaba, lo había encontrado...

Fueron días de tierna alegría, los que ella estuvo en sus brazos, el poder mágico de sus palabras, hizo sucumbir a su corazón para dejar de ser un témpano helado a un cristal brillante y cálido.


Una noche triste, así lo recuerda la dama sombría, ese corazón lleno de fe se hizo pedazos, el pronunció éstas palabras "ya no soy feliz cuando estas entre mis brazos" y se marchó dejándole la voz rota, y ahora sabe por siempre, que no hay alma que ame con devoción, a un ángel de alas rotas.

Sin poder volver al cielo, vive en el invierno eternamente...

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