lunes, 4 de marzo de 2019

Y al atardecer.


Luz que cae del horizonte

Luz rojiza que baña mi sombra


Vuela lejos de mis manos el ave negra

Una lagrima acompaña la brisa otoñal


Lo que comienza en tus ojos

Y que culmina en mi alma

Es la daga que me perfora el vientre


La esperanza deja un sabor agridulce en mis labios

El último golpe, me deja sin aliento


Me aparto con lentitud

De la cálida luz embriagante

Sin desear dejarla ni un instante

(Pues me recuerda la calidez de tu piel)


La noche me inunda con su presencia

Y en mi soledad y en mi dolor

aún añoro tu existencia.

7 comentarios:

  1. Un poema lleno de imágenes desgarradoras con un triste pero bonito final.

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  2. Una poesía perfecta
    en una melancolía imperfecta. Y maldita.
    Un beso

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